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Viñetas Cofrades | TODA LA COLECCIÓN MERECE UN SOBRESALIENTE
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TODA LA COLECCIÓN MERECE UN SOBRESALIENTE

Juan Antonio Huguet Pretel
FUNDACIÓN CRUZCAMPO – SEVILLA – MARTES 23 DE FEBRERO DE 2016

Nos encontramos en pleno periodo Cuaresmal, y eso, además de ser el tiempo que la Iglesia Católica dedica a la preparación de los fieles para celebrar la Pascua de Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, en Sevilla tiene un peso y unas características especialmente notables. Pues a los actos naturales organizados por este motivo dentro del terreno litúrgico, en nuestra ciudad, se suman otros muchos relacionados con la proximidad de la Semana Santa; conferencias, exposiciones, conciertos, presentación de libros, recitales poéticos, pregones, edición de carteles, etc. Precisamente, dentro de esa tremenda panoplia de actos, nos hemos reunido nosotros aquí, para dar forma a uno de esos acontecimientos, que en gran medida vienen todos a enriquecer el aspecto cuaresmal entre los cristianos.

Pero antes de proseguir con estas palabras, permítanme que haga un alto en el camino, para dedicar un saludo a todos los presentes; organizadores, autoridades, a los compañeros de la mesa que preside el acto, y a cuantos han tenido la deferencia de acompañarnos. A todos ellos mi agradecimiento, pero muy especialmente, a los componentes del Estudio Buenavista, por haber decidido confiar en mi, para presentar su nueva producción; el sexto cuaderno de “Viñetas Cofrades”. Confío en estar a la altura de esa confianza.

Sin duda, mi presencia aquí, tiene como origen – además de cuantos meritos amablemente se me quieran atribuir – mi relación personal, con ese entrañable grupo humano, formado por la familia Díaz-Cantelar García-Junco, con el que he tenido la fortuna de encontrarme, en ese ya largo camino de mi vida. Un encuentro, indudablemente, afortunado; que deseo seguir conservando hasta el final del camino. Espero, y sé que es así, que ellos quieran seguir compartiendo ese camino.

Así, hoy nos reunimos en este dinámico foro de la Fundación Cruzcampo, para conocer entre todos, un nuevo logro de éste Estudio Buenavista, que tan buen son tiene caminando. Como pueden ustedes comprobar, el tema de “el camino”, es muy importante para mí.

Se trata de un nuevo cuaderno, de esta serie, comenzada, hace ya seis años, titulada; “Viñetas Cofrades”. Ya arraigada, entre cuantos se acercan con interés, al ámbito de la Semana Santa sevillana. Un cuaderno, que, por lo bien hecho, claramente merece ser llamado volumen; que no está en el tamaño, la medida de la belleza de las cosas. Una colección que, sin duda, desde su aparición, ha supuesto la apertura de una nueva senda en la materia, que otros ya han tratado de seguir. Tal como dice, nuestro común amigo, buenísimo amigo – también compañero de camino en tantos años – Joaquín Arbide: “Cuando creíamos que todo estaba dicho sobre la Semana Santa, resulta que no; que nace una nueva manera de contar la historia, poniéndola al alcance de todas las mentes, y haciéndola asumible al máximo sector de lectores posibles”. Así, nos encontramos con una iniciativa que, comenzada casi como una aventura, ha agarrado en el tiempo, y sigue creciendo, en número y buen hacer, gracias al entusiasmo y capacidad artística y emprendedora de sus fundadores.

El, sin duda, inagotable manantial de constante inspiración que puede suponer nuestra Semana Santa, ha encontrado en este grupo de autores, un nuevo y atractivo cauce por donde discurrir, en un formato anteriormente impensable; el “comic”; que con ellos, gracias a ellos, lejos de vulgarizarse, se dignifica. Un trabajo que yo sigo con entusiasmo desde el primer momento, que colecciono y recomiendo. Y que hay que leer/ver con atención. Porque es posible que, la belleza y pulcritud de sus imágenes, puedan ocultar el trasfondo de las historias, que permanentemente nos traen interesantes mensajes.
Año, tras años, ya estamos en el Tomo sexto de la colección; en el que se nos presentan cuatro nuevos capítulos; siguiendo armónicamente la línea de los anteriores cuadernos. El primero de ellos, se titula, “Guadalupe y Las Aguas”; el segundo, “Historias de la Candelaria”; el tercero, “El secreto mejor guardado en la Esperanza de Triana”; y finalmente, el cuarto, “La Hermandad de San Benito”.

A modo de prologo, el libro, viene precedido por las opiniones de personas tan relevantes, como; Rafael de Cózar, Ignacio Jiménez Esquivias, Manuel Román Silva, Julio Cuesta, Irene Gallardo, o Joaquín Arbide, entre otros. Todos ellos muestran sus juicios favorables, a este excelente trabajo; entre los que destacamos, la interesante opinión de Rafael de Cózar, que nos dice… “Desde mi punto de vista, esta obra debería estar en todas las bibliotecas sevillanas”. Francisco Correal, en otra línea, apunta que “Esta colección es una heroicidad en tiempos de crisis”. Y Julio Cuesta, igualmente, que “Estudio Buenavista nos ha dado una lección de emprendimiento…”.

Como en la entregas anteriores, en el presente cuaderno, en cada capítulo se nos narra una o varias historias, dedicadas a una determinada Hermandad, magníficamente enlazadas entre ellas con una notable soltura; dando muestras de una gran agilidad narrativa, tanto en el texto como en las imágenes, que logra encajar asuntos verdaderamente dispares, sin ningún tropiezo. En este aspecto, toda la colección merece un sobresaliente, ya que ese dinamismo hace que su contenido pueda seguirse con facilidad; haciéndolo asequible a todas las edades, desde muy tempranas, a personas adultas, e incluso a sectores no afines al mundo cofrade.

Aquí, precisamente, es donde creo encontrar uno de los puntos fuertes del guión general de la colección; y que la hace singularmente atractiva. Su narrativa transcurre por el camino de la Historia, de la Leyenda, de la memoria transmitida boca a boca, generación en generación. Sumergiéndonos en un mundo preferentemente inmaterial, de sentimientos, de emociones; que siempre está presente en cada historia narrada… Como en el caso de ese grupo de hermanos de las Tres Caídas de Triana, que deciden salvar a toda costa la Imagen Titular de la Hermandad, del peligro que la acechaba. Aparentemente podría haber sido vista como un relato de aventuras, pero aquí se convierte en una historia de solidaridad, de Fe, de fraternidad, de Amor entre los personajes, y de Amor a Dios. En la que, los protagonistas, superando cualquier sensación de peligro, son capaces de encontrar su recompensa en haber tenido la dicha de acoger en su casa la Imagen del Señor, el honor de pasear en su humilde carro al Hijo de Dios, en pensar que al final, uno de ellos, sería envuelto en la misma sábana en que ellos mismos envolvieron a Cristo. ¿Qué es sino un acto de Amor, ese personaje, esperando cada año, hasta el final de sus días, el paso de las Tres Caídas, en el Altozano trianero, donde le dieron el alto cuando conducía en su carro al Hijo de Dios, aquellos de quienes quería protegerlo…?

Cada historia así, tiene su “intrahistoria” no escrita, pero narrada entre líneas, que analizándola, tiene siempre como soporte el Amor. El Amor, en su más alto concepto, de entrega, de desprendimiento, de dedicación…¡Qué bien lo ven en el equipo de Buenavista! Qué bien lo entienden, y que bien lo dicen. Claro que, conociéndolos a ellos, es algo que se comprende fácilmente. Por ello, bajo esta idea, se desarrollan los capítulos de este sexto cuaderno.

En el primero, “Guadalupe y las Aguas”, se nos cuenta – so pretexto del hilo conductor de una pareja de jóvenes que quieren ingresar en la Hermandad – parte de los últimos tiempos de la historia de ésta, comenzando con la presentación de las Imágenes del Stmo. Cristo de las Aguas y la Virgen del Mayor Dolor – que se resuelve en solo dos viñetas ejemplares de síntesis narrativa, tanto en el texto como en la imagen – para continuar con el relato del origen de la Virgen de Guadalupe, desde su realización, por el entonces adolescente Luis Álvarez Duarte, hasta adquirir la importancia y notoriedad que hoy tiene en el Lunes Santo sevillano.

Pero más que de gubia y de talla, en el proceso de realización de la Imagen, se nos muestra la ilusión, el sentimiento del novel escultor, que se dedica en cuerpo y alma a su trabajo, la unidad familiar alrededor de este, el apoyo de la madre, la colaboración del padre, la comprensión de las vecinas, el espíritu emprendedor del muchacho que logra materializar sus esperanzas sin desfallecer en su esfuerzo; y el pensamiento puesto en el padre, que ya no estaba, en la hora del triunfo. ¿No es todo esto, una historia donde el Amor, una vez más, está presente?.

En el segundo capítulo, “Historias de la Candelaria”, se nos plantea, como hilo conductor de las dos narraciones que se presentan, una conversación mantenida en las ondas radiofónicas entre el conocido locutor y presentador, Carlos Herrera. y uno de sus innumerables “fósforos” (nombre genérico que se le da a los admiradores de Herrera), sobre cofradías. En ella, el “fósforo”, sabedor que el locutor pertenece a la Hermandad de la Candelaria, le narra dos historias relacionadas con ella. La primera, directamente, una verdadera historia de Amor, sobre un matrimonio que se ve obligado a separarse, tal vez para no verse mas, a causa de la guerra, y que se unirán espiritualmente, pese a la distancia y circunstancias que los mantiene alejados el uno del otro, a través de la fuerte devoción que ambos sienten por la Virgen de la Candelaria. Una belleza de narración, expuesta entre la realidad y el ámbito del espíritu.

La segunda – a su vez segunda parte del relato del “fosforo”- se relaciona con la Imagen del Cristo de la Salud de la misma Hermandad, y su mediación en la curación de una niña enferma, atendiendo a la Fe incondicional del padre, que se entrega a El sin reserva alguna.

Dos bellas historias, emparentadas entre sí, y con el capitulo anterior, por el común denominador del Amor; hilo que cose, puntada a puntada, toda la trama del cuaderno que tenemos entre las manos.

El tercer capítulo, “El secreto mejor guardado de la Esperanza de Triana” – al que ya hemos hecho referencia anteriormente en su primera parte, cuando narrábamos como un grupo de fieles trianeros arriesgaban sus propias vidas, y todo cuanto tenían, por poner a salvo la Sagrada Imagen del Cristo de las Tres Caídas, tiene también una segunda parte, verdaderamente entrañable, directamente relacionada con la solidaridad. Haciendo referencia a la campaña organizada a favor de los damnificados por la inundaciones provocadas en Sevilla por el río Tamarguillo en 1961.

La Hermandad trianera, tomó en aquellos momentos, la decisión de no sacar flores en los pasos ese año, y dedicar su importe a dicha campaña solidaria. Pero, conociendo esta circunstancia, los propietarios de la Floristería Mouguet decidieron a su vez, donar el exorno floral a la Señora de la Esperanza. Concibiendo un exótico conjunto con centros de gran volumen, que desde entonces se mantiene, con ligeras variaciones, dando lugar al carácter que presenta este “paso” en su salida procesional cada Madrugada del Viernes Santo. Otra vez la solidaridad, la entrega, el desprendimiento…el Amor.

El cuarto capítulo, “La Hermandad de San Benito”, es el que más directamente entra en el tema, pues tiene nada menos que de hilo conductor, la donación de sangre.

Una conversación, entre un universitario donante de sangre y el doctor que lo atiende – ambos hermanos de la Hermandad de la Calzada – sobre la recuperación del Titular Cristo de la Sangre, con una nueva obra del escultor Francisco Buiza, en sustitución del antiguo perdido a mediados del s. XIX. De forma fluida, se nos narran las dificultades de realización de la nueva imagen, a causa del gravísimo accidente de circulación sufrido por el autor. La fuerza de voluntad de este, para superar su estado de salud, hasta culminar la obra, que da como resultado un extraordinario Crucificado; que muy pronto sería nombrado Patrón de la Hermandad de los Donantes de Sangre, siempre muy vinculada a la de San Benito.
En esta misma conversación, entre donante y doctor, nos adentramos en la realización del nuevo “misterio” de la Presentación al Pueblo; sin duda el más emblemático del prolífico autor, Castillo Lastucci. Quien se basó, en dos lienzos de pintores del siglo XIX, para proyectarlo.

Precisamente, en este capítulo dedicado a la Hermandad de San Benito, y más concretamente vinculado al Santísimo Cristo de la Sangre, es donde se produce la referencia más directamente relacionada con la solidaridad, la fraternidad, entre los seres humanos, invitándonos a compartir con los demás nuestro bien más preciado, la vida; convirtiéndonos en donantes de sangre.

Y todo esto, está contenido en un formato precioso, cuidado al máximo, realizado con una pulcritud verdaderamente exquisita; donde el Dibujo se nos presenta en su plenitud como medio de comunicación. Desarrollando un lenguaje dibujístico, claro, sintético, directo, con el que se nos dice estrictamente lo necesario para expresar los contenidos, desechando todo cuanto pueda resultar superfluo. Con una línea contundente, y en muchos casos de caligrafía verdaderamente virtuosa, acompañada de sencillos planos de luminosos colores, se nos narra de manera precisa el contenido del tema.

Mucho sentido del buen Dibujo – palabra que yo siempre escribo con mayúscula, por el respeto y veneración que le profeso – existe entre los miembros del Estudio Buenavista. El “buen hacer” destaca en todo su trabajo, y eso siempre se nota; y a mí, personalmente, me emociona cuando estoy ante una obra. Por eso, desde el primer número, quedé enganchado, y decidí seguir la colección; que al día de hoy en ningún caso me ha defraudado. Por el contrario, cada vez he ido encontrando mayores virtudes – y eso que en este campo soy muy exigente, como bien saben algunos de ellos que me conocen como profesor de la materia.

Me parece un gran acierto, la facultad de síntesis que han sido capaces de desarrollar, y la oportunidad y forma con que la emplean. Explican con claridad el movimiento, cuando es necesario, y son contundentes con los elementes que necesitan expresar fuerza y peso, como los espacios arquitectónicos, donde pondría como ejemplo la primera viñeta del cuaderno, en la que se representa con una síntesis ajustadísima, la Capilla del Rosario de la Hermandad de las Aguas. En el terreno de lograr los parecidos, destacaría la difícil sencillez con que, con casi nada, logran presentarnos los rostros siempre difíciles por sus características, de las distintas Imágenes de las Dolorosas; en este caso, la del Mayor Dolor, Guadalupe, Candelaria, Esperanza de Triana, o la de la Encarnación. Todas ellas, con poquísimos trazos, perfectamente identificadas. Lo mismo que sus respectivos ajuares; pues tanto sus coronas, como palios o mantos, de manera sencilla, quedan claramente determinados. Sin caer, en ningún caso, en la tentación de salir del paso, con una falsa soltura, que les habría ahorrado tiempo y esfuerzo, de esta manera empleados.

Otro aspecto a tener en cuenta, son los distintos escenarios, interiores y exteriores, donde se desarrollan las distintas secuencias. En ellos, todo está calculado para parecer natural, para que los distintos personajes estén perfectamente arropados.Y hablando de personajes, merece la pena, detenerse a observar los que protagonizan diferentes “cameos” a lo largo del cuaderno: Carlos Herrera, Boby Deglané, Pepe Peregíl, o los escultores, Francisco Buiza, Castillo Lastucci, o Luis Alvarez Duarte, así como otros sevillanos vinculados al ámbito cofrade sevillano.

Merece en todo esto, destacar la dirección y coordinación, de la “puesta en escena”, y del excelente guión, a cargo de Damián y David Díaz-Cantelar García-Junco; que configuran un tanden extraordinario, en lo profesional y en su compenetración personal. Y con ellos, el excelente equipo de ilustradores formado por, David Cabeza, Mª Ángeles Quiñones, Javier Monsalvett, Sergio Mora, y Nacho Tenorio. Así como destacar, la extraordinaria labor de maquetación, a cargo de Bernardo Jiménez Tomán, que deja en su punto justo tan encomiable empeño. Y finalmente, alabar la impecable impresión de Graficas San Antonio. A todos mi más sincera felicitación, por los logros conseguidos.

Pero sobre todo, porque en estos tiempos de desanimo general, dan ejemplo de lo que es ser verdaderamente jóvenes, y son capaces de encauzar toda esa maravillosa energía de la juventud, en caminar con paso firme, por la difícil senda de la vida, haciendo frente a las dificultades que sin duda a todos se nos pueden presentar, y luchar con todas sus fuerzas por resolver su propio destino, sin esperar a que “alguien”, o una fuerza mágica se lo solucione.
Espero, impaciente, el séptimo tomo de la colección.

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