Carrito
Viñetas Cofrades | OTROS PUNTOS DE VISTA
15329
post-template-default,single,single-post,postid-15329,single-format-standard,theme-bridge,woocommerce-no-js,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,side_area_uncovered_from_content,columns-4,qode-child-theme-ver-1.0.0,qode-theme-ver-9.4.2,wpb-js-composer js-comp-ver-4.12,vc_responsive

OTROS PUNTOS DE VISTA

Presentación Viñetas Cofrades II por Dr. D. Rafael de Cózar (Fundación Cruzcampo)

Debo empezar confesando (y nunca mejor dicho) que mi implicación en la Semana Santa no procede esencialmente de un fundamento religioso profundo, si bien las religiones de las diversas culturas me han interesado desde siempre, sobre todo en el plano estético y social, valores innegables de la Semana de Sevilla. Por eso voy a centrarme en el contexto literario del que surge esta obra.

En todo caso, mis vivencias, primero durante la adolescencia en Cádiz y  más tarde en Sevilla, del mismo modo que mi interés por otra festividad como el Rocío, de la que soy asiduo al camino, me permiten ofrecer mi punto de vista, el cual tal vez pudiera confirmar la diversidad de planteamientos con los que es posible, y a veces suele enfocarse la cuestión.

Efectivamente estoy convencido de que estas, como otras manifestaciones religiosas, tienen innumerables perfiles, además del esencial carácter religioso. Incluso este mismo sentido básico nos puede servir para explicar aspectos característicos de una cultura, de un modo de ver el mundo, a menudo peculiar, con importantes diferencias frente a otras zonas en las que tiene lugar el mismo rito cristiano.

La Semana Santa, sobre todo en Andalucía, me parece un verdadero espectáculo de los sentidos, una conjunción de valores sensitivos y estéticos que impresiona incluso a los no creyentes, y  a los que lo son de otras confesiones.  Es la máxima expresión de ese sentido de espectáculo total por el que el Gran Teatro del mundo se extiende por toda una ciudad, afectando positivamente a la vista, al olfato, al oído, al tacto, hasta llegar al paladar profundo de la espiritualidad, en mi caso, ya lo dije, sobre todo estética. El escenario es la propia calle, todas y cada una de ellas, tanto en función de día como de noche, mientras los actores son el propio público actuante y asistente. De este modo, las hermandades, cofradías, nazarenos, penitentes, cargadores y el conjunto de los pasos, además de los espectadores, ya sean locales o foráneos, forman parte de la nómina de los actores, teatro colectivo de escenario múltiple, espectácuo total.

Y en este caso son pertinentes las comparaciones, por ejemplo entre la Semana Santa de Valladolid, o Burgos, de Málaga y de Granada, de Sevilla o de Castilleja de la Cuesta, si bien me interesan más aquellas con mayor personalidad, auqnue pudieran rozar los límites de la ortodoxia religiosa. De hecho el ritual de la pasión y muerte existe en muchas culturas, y la Semana Santa no tiene en todos los lugares el mismo ingrediente dramático, ni festivo. Para entender una cultura es básico conocer su visión de la muerte, y en el caso andaluz, simplemente observando los cementerios, uno comprende mejor el sentido que tiene para nosotros la vida. Comparen el cementerio de Sevilla el día de difuntos, con el de Londres, París, Washington o Moscú, más impregnados de tremendismo.  Quien bien entiende y asimila la muerte también entiende mejor la vida. En todo caso la Semana Santa, acá por el sur, me parece sobre todo una cuestión de pasión, de apasionamiento, de vinculación con una determinada Virgen que, como madre personal e intransferible, es lógicamente más guapa que ninguna. ¿Faltaría más! Y si al Cristo se le tiene bastante respeto, como padre que es,  juez en el presente y en el futuro, la familiaridad con la madre nos permite gritarle, como a veces hemos oído: ¡Hija de la gran puta, qué guapa eres!

Sirva este prólogo para presentar el II volúmen de Viñetas Cofrades, una obra que sin duda tendrá un eco generalizado entre los lectores. Es esta una evidencia más de que el cómix, la literatura ilustrada, ha dejado de ser hace tiempo campo exclusivo de los más pequeños, y no es, en absoluto un subgénero reciente. No todos saben que esa fusión entre imagen y texto, el texto ilustrado, se encuentra ya en las raíces de la cultura occidental. Los emblemas del Siglo de Oro, también centrados sobre todo en la dimensión religiosa, son textos ilustrados por unas imagenes que, a la vez, explican visualmente al texto. En el fondo toda la pintura religiosa de la historia no es, en suma, sino ilustración de la Historia Sagrada. Una de las razones que explican estas formas es que eran pocos los que sabían leer entonces, por lo que el elemento visual es imprescindible, y no es extraño, por eso, que el cómix tenga especial mercado enre los niños

Pero la literatura ilustrada, como la conocemos hoy se desarrolla, sobre todo, desde inicios del siglo XX, en que se produce, con la vanguardia, la fusión de las artes. El cine es el primer ejemplo de esta fusión de lo literario, con la imagen, la música., el movimiento. Tal vez el propio término Comix haya restado imporancia al género, vinculado sobre todo al humor, pero ya hubo desde muy pronto modalidades que llevaron este campo la épica, a la historia, al drama y al mundo imaginario y fantñastico. Desde Flash Gordon al Capitán Trueno, o las hazañas bélicas, y los superhéroes, se fue generando un mundo que hoy aprovecha el cine, con indudable éxito

Grandes dibujantes, también españoles, han logrado acercar el género a las artes plásticas, y no se eolvide que el arte POP de A. Warrol tiene al comix como precedente. La literatura ilustrada, que nos ha servido de niños como vía para entrar más tarde en la gran literatura,  ahora es en muchos casos vehículo también de ella, tal vez porque ya vivimos plenamente en el mundo de la imagen.

En este caso, que me parece muy valiente, por lo complejo del tema en Sevilla, han logrado, mediante un dibujo muy cuidado y un guión muy elaborado, acercarnos al tema tal vez más representativo de la cultura sevillana, de modo que el resultado puede llegar a niños y adultos de forma plena.

Quisiera resaltar este valor que se le ha otorgado al dibujo, en este caso muy meticuloso con las imágenes, la orfebrería, los detalles, y escenarios, que en algunos casos nos acercan a la fotografía, así como un guión muy bien documentado, que no se detiene sólo en la dimensión religiosa, recogiendo perfectamente el contexto social, la ambientación de calles, plazas, personajes, paisajes urbanos. En el primer volúmen ya se arrancaba con la importancia de la Sevilla del siglo de Oro. Ahora  arrancamos con leyendas que van desde el siglo XVI a la República, o los años 60, el mundo del toro, etc., logrando un interés que va más allá de la temática cofradiera. Incluso aparece encubierto, para los que no lo saben, un pequeño homenaje al padre de David, Emilio Díaz Cantelar, por su labor de apoyo a la donación de órganos.

La idea de Estudio Buenvista me parece muy acertada. Estamos acostumbrados a géneros como el de oeste americano, que no es nuestro mundo y se le dedica escasa atención a materias de nuestra zona, que podrían ser literariamente muy interesantes, como el campo de los bandoleros, o este de la Senana Santa.

“Desde mi punto de vista esta obra debería estar en todas las bibliotecas sevillanas.”

los_tres

Pero no pretendo insinuar, ni por asomo, una falta de religiosidad, de profundidad y sinceridad en las convicciones religiosas de los que las tienen, ya sean más o menos capillitas.  La conmoción, que llega incluso al lagrimal ante tal esquina, tal punto de visión del paso y de la imagen,  no pueden simularse, pero no es extraño que, para los que no están muy metidos en el tema, resulte por ejemplo difícil de entender que ese mismo gran apasionado de estos momentos sea a veces poco habitual de la Iglesia el resto del año, o que la casa de la Hermandad propia sea más visitada que el confesionario. La cuestión clave no es intentar explicar esto. Las cosas son así, e imagino que seguirán siéndolo, por más que algún ministro de la Iglesia le gustase cambiar las cosas y tener cada domingo la clientela que tiene en estas fechas, al menos en su pueblo, pero lo cierto es que cada cultura afronta estas cuestiones desde su propia óptica y que las religiones, sobre todo de gran envergadura, tienen que adaptarse a las diferencias entre los pueblos.

Hace años que, por consejo de un amigo suizo, que realizaba una tesis sobre la muerte en la literatura española, suelo visitar en cada país que viajo algunos cementerios principales: Moscú, San Petesburgo, París, Roma, Estrasburgo, Munik, Londres, además de los españoles. No se trata de afición macabra, sino de comprender cómo vive un pueblo a través de cómo enfoca su residencia posterior a la vida. Y si comparamos el de Londres con el de Sevilla, el día de Todos los Santos por ejemplo, obviamente nos entenderemos mejor a nosotros mismo.  Frente a un escenario de película de Poe, o Hoffmann, rodeados de sombrío silencio: Geranios y claveles, macetas con flores y ramos frescos en calles encaladas, con el bullicio del abundante público visitante, incluso a quien hace tantos años que se fue… y los tenderetes con cerveza y bocadillos a la puerta, es decir, como un paseo dominical por el Barrio Santa Cruz.

Tal vez, como en cualquier apreciación que hagamos de un fenómeno tan complejo, podamos caer en la simplificación, en la visión parcial.. Desde aquella ortodoxia de la que hablamos al principio no es posible entender del todo el fenómeno de la Semana Santa, ni que esté tan extendido el abandono durante todo el año de la religiosidad oficial y de los cumplimientos que exige la confesionalidad, salvo en Semana Santa, o en el Rocio.

En el fondo la religión es también una forma de cultura.

Sin comentarios

Escribe un comentario